¡AY MEZCAL, YA ME VOLVISTE A DAR!
Nada más emblemático y orgullosamente mexicano que UN MEZCAL, no sólo por el hecho de que su elaboración sea un proceso tan largo como místico; sino que además se saborea en él la historia y tradición de nuestros pueblos indígenas.
“Quiero un amor que se disfrute como el mezcal, despacito”, porque a diferencia del tequila, el mezcal no se bebe, se besa, te deleitas desde que lo hueles y gozas cada trago. En el primero notas su sabor caliente, fuerte y ahumado; mientras lo extiendes por tu boca hasta que llega a la garganta y lo exhalas suavemente, luego das otro pequeño trago que tendrá un sabor menos fuerte pero más intenso que el primero y así…“te acabaré como a mi mezcal, a besitos”.
¡Ay ayayay!! Y ya entrados, como dicen en mi pueblo: “¡échenme otra pa´ agarrar calor, soltar el cuerpo, liberar el alma y sanar el corazón!”… porque no hay bebida más PURA que EL MEZCAL, no sólo porque desde tiempos prehispánicos fuera considerado una bebida de los dioses; sino porque su composición química contiene azúcar polisacárido, que a diferencia del azúcar monosacárido que contiene el tequila, se desintegra al instante que lo estás bebiendo y por lo tanto el organismo lo absorbe y elimina tan rápido que NO DA CRUDA ¿no es esto maravilloso?
Y si lo que quieres es probar un buen mezcal, MOA Premium es el indicado, ¡te va a encantar! Todo en MOA es arte, desde la elección del agave cupreata, una especie exótica que crece de manera silvestre entre los Estados de Michoacán y Guerrero, con el que lo cocina el maestro mezcalero Don José Pérez de cuarta generación; hasta el diseño de su botella, una obra del artista Alejandro López de origen Leonés, que en conjunto con el nombre de la marca: MOA, rinden homenaje a LA MUJER.
Puedes comprar aquí: https://bit.ly/3yVKA5F
“Ave María yo no quería, hay Padre Nuestro que bueno está esto. Maldito mezcal, bendito tormento que haces afuera vamos pa´ dentro. Estiro la mano, encojo el codo y a salud de ustedes ¡me lo chingo todo!”